domingo, 27 de septiembre de 2009

EL SAPO RENATO


Autora: Gabriela Paredes Morales - Inicial “A”

Había una vez, hace mucho tiempo, un estanque muy lindo, lleno de flores y de hojas, en este precioso estanque vivía “Renato” un pequeño sapo de color verde.


Renato vivía junto a su mama y a su papa, quienes todos los días nadaban en el estanque…Pero, había algo muy curioso sobre Renato, y es que este singular sapito NUNCA, pero NUNCA se metía a nadar…
¿Ustedes saben porque?
¡Siiiiiii!
Es que Renato no sabía nadar.
Un día en el estanque se puso muy triste y comenzó a llorar, al escuchar el llanto, sus amigos se asomaron y le preguntaron:
-Renato, ¿Por qué lloras?
A lo que Renato respondió:
-Es que no sé nadar.
Y sus amigos le dijeron:
-¿Queeé? ¿Un sapo que no sabe nadar?
Renato contesto entre sollozos:
-Todos los días vengo a este estanque, ¡deseo mucho aprender a nadar!...pero no puedo ni llegar a esa flor gigante que está allí-dijo señalando la flor rosada-¡Es que mis patitas son muy cortas!
Los amigos de Renato le respondieron:
-¡No te preocupes amigo, nosotros te ayudaremos!
Y así, comenzaron alentar a Renato para llegar hasta aquella gran flor rosada.
-¡RENATO! ¡RENATO!- gritaban los amigos hasta que de pronto…
-¡GLUP…GLUP
-¿Renato?- exclamo su amigo el perro
-¡Ayúdenlo, se está ahogando!- grito su amigo el lobo.
Todos los amigos de Renato hicieron una gran cadena para poder sacar al pequeño sapo del estanque en el que se estaba ahogando.
-Ufffffffff- grito aliviado el conejo-¡Eso si que estuvo cerca!
-Siiiiii- Exclamó exhausto Renato- ¡Creo que ya es hora de ir a casa!
Renato, así, decidió volver a casa…
Iba saltando, pensando todavía en lo ocurrido en el estanque, y por andar distraído…
¡¡PUM!!
¡Se cayó en un pozo negro!
-¡Hoy no ha de ser mi día!-suspiro tristemente y así…todo negro, siguió su camino hacia su casa.
Al llegar a su casa, le conto a su papá todo lo ocurrido en el día, y con mucha tristeza dijo- ¿Por qué no puedo nadar?
A lo que su papá le respondió:
-¡Renato! Es que todavía no aparece tu estrella.
-¿Mi estrella , papá?- pregunto de manera curiosa.
-Siiiii. El día en que salga tu estrella… ¡Ese día podrás nadar!- dijo papá enérgicamente- pero ahora ya es tarde, y es hora de dormir.
-Está bien papi-dijo Renato echándose a la cama.
Al día siguiente, Renato se levanto muy temprano, estaba ansioso por poder nadar. Esperaba que hoy sí saliera su preciosa estrella.
Cuando llego al estanque se metió sin miedo, y en ese momento…se dio cuenta que se estaba hundiendo, así que de un brinco salió del agua.
Un pequeño pez, que había estado observando, le dijo:
-¡Yo puedo enseñarte a nadar!
-¿De verdad? -Preguntó Ilusionado Renato.
-¡Claro!-Contestó el pez.
Y ambos se metieron al agua pero…
¡No funciono!
¿Saben por qué?
¡Exacto!
¡Porque el pez tiene aletas y el sapo no!
Así que Renato de un brinco volvió a salir del agua, y casi cuando se asomaban lagrimitas en sus ojos, apareció Ana, una lindísima iguana de color verde, igual que Renato, y le dijo:
-¡Yo puedo enseñarte a nadar!
Renato levanto la mirada y le dijo:
-Está bien.
¿Se imaginan que fue lo que paso?
Renato y Ana…¡NADABAN!
Renato dio un salto y se fue rápidamente a casa a contarle a su papá sobre el gran acontecimiento.
El pequeño sapo entro a casa gritando:
-¡Papá, lo hice!¡Puedo nadar!
Renato, que estaba muy emocionado, le conto a su papá sobre Ana y como habían nadado lado a lado, a lo que papá respondió con una sonrisa:
-¡Renato!...es que hoy salió tu hermosa estrella…
Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

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