martes, 15 de septiembre de 2009

¿LA LITERATURA INFANTIL UN SUBPRODUCTO?

Por: Ruth Carol Chacón Gutiérrez

¡Miss cuénteme un cuento! ¿Podemos jugar a la Caperucita Roja?; son palabras que se escuchan a diario en muchos niños, en esa edad donde tantas cosas uno se puede imaginar, donde soñamos que de todo somos capaces de hacer.

¿Por qué ahora se considera a la literatura infantil como algo simplificado? Qué niño de hoy, no ha escuchado un cuento alguna vez, ya sea de su abuelo, de su profesora en su colegio, o de sus padres antes de irse a dormir. El niño, ser humano en proceso de aprendizaje y desarrollo necesita recibir una obra hecha exclusivamente para él.

La razón es que no existe un público absoluto, ya que cada receptor es diferente y por lo tanto tiene sus propias necesidades, entonces cada uno tendrá una estética diferente también.

Esto es la estética de la recepción, donde en el caso del niño, es quien va a imaginar, reconstruir y disfrutar del cuento, por lo tanto sin querer va a comprender y analizar esta obra literaria.

La literatura infantil tendrá la misión de despertar emociones, sentimientos en el niño, es decir, despertar la estética en él.

Con todo esto no se puede decir que la literatura infantil es producto de la mediocridad o un sub producto, porque tiene un objetivo importante. La sola intención de llegar al niño como principal y único receptor ya lo hace una obra literaria propia para niños de esta edad, quienes lo reciben con agrado y satisfacción.

El decir que es mediocre, sería casi como decir que es una pérdida de tiempo el crear cuentos para niños, sería no valorizar estas obras, que por cierto los niños sí valorizan y no solo eso, sino que se muestran abiertos a la imaginación, la creatividad, al sacar algo provechoso aprendiendo de ese cuento.

Ningún otro tipo de obra literaria como la infantil permite al niño poder expresarse, desarrollarse, poder de alguna manera comprender su mundo exterior y recrear su mente de manera sana, siendo aquí la escuela encargada de despertar este interés, esta pasión y este hábito de la lectura en los niños.

Y ahora ¿seguimos creyendo que la literatura es un subproducto?


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